¿Sabías que los gritos y castigos genera el llamado estrés tóxico en el niño? ¿Qué pasa en su cerebro cada vez que lo expones a un estrés que todavía no está preparado para afrontarlo?
Los gritos y el estrés tóxico en el niño visto desde la neurociencia. ¿Qué tan perjudicial puede ser para un niño?
Antes de ello, es necesario que conozcas acerca del Eje hipotalámico-hipofisiario-adrenal, conocido como HHA. Cuando estamos expuestos a estrés, el HHA desencadena la producción de la hormona cortisol. El cortisol dispone al cuerpo a responder, lo cual es positivo, porque quiere decir que estamos listos para actuar; es decir, el HHA, nos ayuda a regular el estrés y previene lo que veremos adelante como estrés tóxico en el niño.
Sin embargo, la presencia continua o frecuente de cortisol en la sangre termina perjudicando al cerebro. ¿Porqué? Por 2 razones fundamentales:
1. La amígdala cerebral sufre un aumento de tamaño y de conexiones.
¿Qué es la amígdala cerebral? De manera sencilla, podemos llamarle un “centinela emocional”. Lo que hace es filtrar los estímulos de una manera muy primitiva. Un ejemplo de lo que pasaría en el cerebro es lo siguiente:
Mis juguetes están regados en el piso, mamá se acerca con un rostro que denota desagrado. Me pregunto: «¿Es algo que me puede herir? ¿Es algo que odio? ¿Es eso a lo que temo?». Si la respuesta es sí, la amígdala comienza a alertar y a preparar a todas estructuras y zonas cerebrales implicadas en todo el procesamiento emocional y racional de este acontecimiento. «¡Atención, atención!, ¡esto nos puede hacer daño!, ¡lucha por tu vida.!»
Además, un dato MUY IMPORTANTE, es que, cuando una persona se siente en peligro, la amígdala ANULA la corteza prefrontal, la cual se encarga del pensamiento crítico y racional.
En pocas palabras, cuando nos sentimos en peligro, nuestra biología activa respuestas INSTINTIVAS para salvaguardarnos y anula nuestros procesos racionales. Es por tal motivo, que cuando discutías acaloradamente con tu pareja, en ese momento no pensabas: ¿cómo doy la mejor solución para no herir a mi pareja que amo tanto?, sino, en quién se queda con la última palabra o tal vez inclusive en herirle, porque estabas emocional, y tu parte racional se había desactivado.
Siguiendo con el ejemplo anterior: mis juguetes están desordenados y mamá viene disgustada… ¡atención, prepárense para la lucha!; y cómo se desactivó la parte racional, puede darse el caso que antes que la mamá llame la atención, el niño ya esté reaccionando.
OJO: Si una sola vez gritaste a tu hijo, no hay problema, pero si esto ocurre de manera frecuente, la hormona cortisol se segrega de manera frecuente, lo cual conlleva al crecimiento de la amígdala, esto quiere decir que tienes un sistema de alerta más poderoso, (ojo, no más eficaz, sólo más poderoso), es decir, SOBREACTIVADO. Es como si le dijeres a tu amigo miedoso que te avise cada vez que hay peligro, adivina qué va a pasar. Exacto, lo que estás pensando, te dará muchas falsas alarmas. A esto se le conoce como estrés tóxico en el niño.
Es por ello que algunas madres y padres comentan: “mi hijo pegó a su amiguito, y la docente me dijo que fue sin motivo alguno”, “hizo berrinche de la nada”, “a la menor cosita desencadena en él reacciones exageradas”. ¿Qué anda mal ahí?, pues, la amígdala, que es la que se encarga de interpretar y poner en marcha todo lo necesario para hacer frente a lo percibido como amenazante.
2. El hipocampo sufre un deterioro
¿De qué se encarga el Hipocampo? Según Goleman, el autor del libro: “Inteligencia emocional” Todo lo que aprendemos, leemos, hacemos, entendemos y experimentamos, se debe a que el hipocampo funciona correctamente. Además, la gran mayoría de la neurogénesis (que es la producción de nuevas neuronas y la conexión con otras) tiene lugar en el hipocampo.
Cuando el cuerpo soporta este tipo de estrés tóxico, el cortisol afecta la velocidad de producción de neuronas del hipocampo. Es decir, cuando el cortisol ataca a las neuronas, el hipocampo pierde neuronas y se reduce su tamaño.
¿Qué implica esto? Que el aprendizaje, la memoria, y la capacidad de inhibir la acción del eje HHA (el eje que controla el estrés), se ven muy afectadas.
Entonces, si nosotros exponemos a nuestros hijos a un estrés continuo de gritos, malos tratos, mal clima familiar u otros, ¿cómo pretendemos que recuerden o aprendan la lección o corrección que le hacemos, si nosotros mismos, al brindarle estos estímulos estresantes, afectamos su hipocampo, el cual es el responsable del aprendizaje y memoria?
Cómo pretendemos que regulen su conducta, es decir que se controlen, si al afectar su hipocampo, ¿el HHA (que es el que controla el estrés), se ve muy afectado?
Como ven, se genera un círculo vicioso: a más estrés, menos capacidad para controlarlo.
Hay muchísimas más repercusiones negativas en el cerebro, hoy nos limitamos solamente explicar los daños en la amígdala y el hipocampo, (que ya con esto, es mucho) y ojo, solamente se ha abordado las repercusiones a nivel emocional, porque también afecta a lo intelectual, pero eso será material de otro artículo.
Hay que recalcar y dejar claro que al estrés que me refiero es al crónico y al que el niño no es aún capaz de manejar, porque hay otro tipo de estrés que incluso beneficia al niño, (como algunos exámenes, competencias, juegos que constituyen un reto para su creatividad, etc).
¿Y cómo puedes saber si es un estrés tóxico?, en resumen, un estrés tóxico en el niño se genera por todo aquello que represente un riesgo a la integridad física y psicológica del niño (amenazas, golpes, insultos, discusiones de padres con faltas de respeto, etc).
Definitivamente es necesario y conveniente corregir, disciplinar al niño, pero, por lo anteriormente expuesto, queda claro, que, para ello, definitivamente no debemos agredirlo ni con gritos ni mucho menos físicamente. Para saber como hacerlo, puedes ver nuestra entrada sobre como educar niños felices con emociones fuertes.
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No olviden que, corrigiendo con amor, el niño aprende mucho mejor.Criemos hijos maduros, estables, felices.
Nota: Si tienes hijos entre 2 y 8 años de edad y quieres aprender a corregir eficazmente, desde el amor y el respeto, sin siquiera utilizar gritos te invito a inscribirte en el mejor curso online de bienestar emocional infantil y manejo eficaz de conducta.
Por Guillermo Cieza. Autor de “Manejo eficaz de la Agresividad, Desobediencia y Frustración en el niño”.
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